La alianza antichavista estrena su cuarto nombre en poco menos de veinte años. Una vez más se tongonean… pero –de nuevo– se les ve el bojote
¡Allá rodaron! todos contra Chávez
En 1998 se forjó la primera alianza de las fuerzas contrarrevolucionarias, cuando los dos grandes partidos de los 40 años precedentes, Acción Democrática y Copei, tuvieron que ceder sus propias candidaturas (el anciano caudillo Luis Alfaro Ucero y la bella Irene Sáez) y apoyar al godo abanderado de Proyecto Venezuela, Henrique Salas Römer, en un último y desesperado intento de evitar el triunfo del huracán Hugo Chávez.
Salas Römer, quien completó su campaña montando en un caballo, no pudo hacer nada contra la fuerza desatada del pueblo. Dicho en términos de las narraciones hípicas, junto a él “rodaron” todos los otros jinetes que intentaron subirse al mismo ejemplar.
Chávez comenzó de inmediato a cumplir su promesa de llevar adelante cambios de fondo en el país, al decretar el llamado a la Asamblea Nacional Constituyente. Los miembros de esta alianza intentaron mantenerse juntos en su rechazo a la idea de refundar la República, pero los viejos partidos no tenían el apoyo necesario para combatir a un adversario tan formidable. El nocaut había sido demasiado fulminante.
La Coordinadora del golpismo
Los restos de las viejas fuerzas políticas y algunas criaturas nuevas que salieron a relucir conformaron lo que se llamó la Coordinadora Democrática. El nombre de coordinadora fue tomado “prestado” de experiencias de la izquierda latinoamericana, probablemente porque a la heterodoxa alianza se sumaron movimientos que alguna vez habían sido progresistas.
A partir de 2001, la Coordinadora Democrática apostó por el golpismo de manera desembozada. Para diciembre de ese año dieron un primer campanazo con un paro nacional contra la Ley de Tierras, y siguieron en los primeros meses de 2002, siempre con la tríada de la jerarquía católica, el empresariado y el sindicalismo adeco a la cabeza.
En abril fueron los protagonistas del derrocamiento del presidente Chávez, pero sus propias torpezas y la robusta respuesta cívico-militar los puso de vuelta en su sitio. Luego protagonizaron otros episodios vergonzosos como la payasada de la Plaza Altamira y el paro-sabotaje patronal y petrolero. Fracasaron en ambas tentativas.
La CD intentó posteriormente salir de Chávez mediante el referendo revocatorio de 2004, pero nuevamente resultaron derrotados por las fuerzas populares. Denunciaron fraude y prometieron pruebas para el día siguiente, pero aún no las han presentado. La “revolcada” desintegró a la Coordinadora.
La MUD que no era U ni tampoco D
Luego de lamerse las heridas un tiempo, las fuerzas opositoras volvieron a agruparse, esta vez en lo que se denominó Mesa de la Unidad Democrática. Fue siempre una coalición en estructural conflicto con la verdad porque no era unitaria ni tampoco democrática. De los tres componentes de su nombre, si acaso podía decirse que era una mesa.
En su favor hay que decir que en los primeros años intentaron volver al carril de las elecciones. En 2010 obtuvieron una buena figuración en la Asamblea Nacional y alcanzaron un clamoroso éxito en 2015, al obtener la mayoría parlamentaria.
Tristemente, sus integrantes se volvieron rematadamente locos con esa victoria y cometieron una sucesión de errores que condujeron a que dilapidaran todo el capital político acumulado.
En lo que va del actual sexenio, la MUD es responsable de tres oleadas de violencia política con muy graves consecuencias para el país: la calentera caprilista de abril de 2013, las guarimbas que comenzaron en febrero de 2014, y las guarimbas de abril a julio de 2017. Sumados esos tres episodios significan alrededor de 200 muertos, miles de heridos e incontables daños materiales. Una terrible cosecha.
Ahora se llaman Frente Amplio
El afán de cambiar de nombre sin cambiar de esencia se pone de manifiesto en estos días con la aparición en escena del Frente Amplio, que se presenta como una coalición de la que los partidos políticos de la ex-MUD son solo una parte. Dicen que también lo integran movimientos populares, sindicales, estudiantiles, la iglesia católica, otras iglesias, el empresariado y hasta algunos disidentes que ahora se denominan chavismo democrático.
En sus primeros actos públicos, especialmente en el convocado en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, el Frente Amplio no lució muy distinto a ninguna de las formaciones anteriores. Estaban más o menos los mismos de siempre, aunque con la adición de ciertos personajes que alguna vez estuvieron en el gobierno o cerca de él.
Tampoco parecen haber cambiado muchos sus estrategias, pues de inmediato convocaron a una movilización en la distinguida zona de Los Palos Grandes, en Caracas. Parafaseando a Cipriano Castro, podría decirse que son los mismos hombres (y mujeres), los mismos ideales y los mismos procedimientos.
Twitter: @clodoher