En los últimos meses hemos atravesado momentos cruciales de nuestra historia, caracterizados principalmente por el despliegue de una agresión brutal del imperialismo. El balance de estas confrontaciones plantea una nueva fase de nuestras luchas de cara a la necesaria consolidación de la revolución bolivariana, plantea desafíos históricos muy complejos que exigirá creciente combatividad, unidad y capacidad política de las fuerzas revolucionarias encabezadas por el presidente Nicolás Maduro.
Derrotar las sanciones de Washington contra la patria
Las sanciones ilegales y criminales de los EEUU se han convertido en el principal obstáculo para el desarrollo de nuestra economía y de nuestras políticas sociales. No existe en estos momentos en nuestro país un factor de mayor peso que impida su estabilidad y prosperidad.
El costo económico de las sanciones ya supera los 70 mil millones de dólares. Estos se explican a través de la caída de la producción petrolera en cerca de 950 mil b/d a consecuencia de las sanciones. Esta industria aporta el 95% de las divisas a una economía altamente dependiente de las importaciones. Las sanciones a la industria petrolera nacional, que consisten en serias restricciones en el acceso a tecnología, financiamiento, mercados en nuestro continente y en Europa, medios de transporte…, es el resultado de una planificación perfectamente diseñada para paralizar la economía nacional.
Adicionalmente a las sanciones petroleras, el desastroso efecto de la agresión económica se explica por la confiscación de cuentas (6 millardos de dólares) y activos (más de 10 millardos de dólares) de la República en el exterior, el cierre del financiamiento externo a nuestra economía, el bloqueo bancario a nivel global, el cierre de nuestros mercados tradicionales, etc.
Esto ha generado una crisis sin precedentes en nuestra economía con gravísimos trastornos sociales. El gobierno estadounidense seguirá apretando el alicate de las sanciones buscando la asfixia de la nación y el “cambio de régimen”.
Reactivar la producción petrolera
Ante la caída de la producción nacional a causa del déficit de divisas determinado por las sanciones, la generación de éstas se convierte en el objetivo principal y ello solo pude ocurrir a través de la recuperación petrolera.
Dicha recuperación podrá generar progresivamente las divisas que permitan el crecimiento de la producción de alimentos, las inversiones en los servicios públicos, el mejoramiento del transporte, la reactivación de las industrias básicas, el sostenimiento mismo de la industria petrolera…
De tal manera que el incremento de la producción petrolera se constituye en la principal tarea económica del país.
Entre el actual esquema del negocio petrolero en el país y las condiciones más extremas que garantizan el control de la República sobre los recursos petroleros, hay un amplio margen de acción que estamos obligados a explorar en función de atraer la inversión privada extranjera y nacional, requerida para aumentar la producción.
Estamos produciendo actualmente alrededor de 1 millón de b/d y debemos ir aumentando progresivamente, 500 a 600 mil b/d en 12 meses, hasta llegar a 2,5 millones b/d en el mediano plazo, lo cual no es posible exclusivamente con recursos públicos. Se calcula que requeriremos unos 20 millardos de dólares de inversión durante los próximos años en la industria petrolera.
Estabilizar la economía y reanimar la producción
Un paso importante en dirección a la estabilidad económica fue el diseño de nuevas políticas macroeconómicas en agosto del 2017 por parte del presidente Nicolás Maduro. Un eficiente sistema de libertad cambiaria sería capaz de derrotar la especulación con la divisa, motor fundamental de la inflación, que el año pasado registró 130.000%. Igualmente, hay que afinar la coordinación de las políticas monetaria y fiscal, buscando el objetivo antiinflacionario sin socavar el financiamiento de la inversión.
El incremento de la producción también es vital. El aparato productivo nacional se ha contraído en más de un 40% en los últimos 5 años, proceso que se ha acelerado violentamente en razón de las sanciones desde mediados del 2017.
Además de fuente de riqueza y bienestar, la expansión productiva suprimirá la escasez que promueve la especulación de los precios de bienes y servicios. Hay 2 objetivos clave para el propósito de reactivación productiva: estimular la inversión privada nacional y extranjera, por un lado, y aplicar un modelo de gestión de las empresas públicas que privilegie y garantice la eficiencia y la productividad.
De cara al futuro, estamos obligados a convertir la crisis y las sanciones en una palanca que acelere la transformación del viejo modelo rentistas y dependiente, en un modelo productivo, diversificado, soberano y de creciente participación popular.
Consolidar al PSUV como vanguardia de la revolución
Con apenas 10 años de existencia, el PSUV ha hecho aportes muy significativos en la defensa de la soberanía, de la paz y del legado del comandante Chávez. Uno de sus principales patrimonios es la unidad, que se ha robustecido al calor de intensas luchas.
Su organización ha avanzado en términos muy importantes con sus 6 millones de inscritos, cientos de miles de activistas y más de 13 mil organizaciones de base (UBCH) a la largo de todo el territorio nacional. Esta organización continuará fortaleciéndose con el despliegue de los RAAS.
Asimismo, hacemos el mayor esfuerzo para elevar el nivel de formación ideológica. La conciencia socialista y claridad política de nuestros cuadros es una condición indispensable para la continuidad de la revolución.
Por otra parte, siempre se ha dicho que las revoluciones basan su vitalidad en la movilización de las masas populares. Pues bien, el gran factor movilizador del pueblo chavista es nuestro partido con su prestigio, su arraigo obrero y popular.
Finalmente, tenemos dos tareas clave en la coyuntura actual. Por una parte, el partido debe seguir avanzando en la tarea productiva, involucrarse con su gigantesca fuerza obrera y como organización de vanguardia en el desarrollo de las fuerzas productivas, en especial, de la producción de alimentos para derrotar la guerra económica. Por otra parte, frente a la agresión imperialista y las amenazas de invasión militar, el partido asume también la crucial tarea de la defensa armada.
Fortalecer la Unión cívico-militar
La unión cívico-militar constituye uno de los fundamentos esenciales de la revolución bolivariana. Se trata de una revolución democrática que dispone de armas para su defensa.
El comandante Chávez entendió perfectamente la necesidad de que las fuerzas armadas de la nación se fundieran con las fuerzas populares. De ahí ha nacido una formidable fortaleza que le ha plantado cara al imperialismo, a su arrogancia injerencista y lo ha derrotado en sus numerosos intentos de derrotar al proyecto bolivariano.
El liderazgo de las FANB está educado sobre las bases de los fundamentos del socialismo bolivariano. El legado de Chávez en las FANB y su profundo arraigo popular han garantizado su unidad y sus posiciones profundamente antiimperialistas. Es una fuerza militar dotada de la tecnología adecuada para garantizar la integridad de la patria.
El crecimiento cuantitativo y cualitativo de las milicias, rumbo a los 3 millones de miembros adiestrados y organizados, la educación militar de la militancia del PSUV y los movimientos sociales, el desarrollo de una teoría coherente de resistencia antiimperialista, basada en las heroicas experiencias de pueblos hermanos, nos permiten disponer de un poderoso disuasivo frente a cualquier aventura intervencionista del imperialismo.
La estrategia de la revolución bolivariana para preparar al pueblo en función de una guerra popular de resistencia antiimperialista ha avanzado de una manera acelerada y seguirá perfeccionándose.
Con este factor de poder será imposible derrotar a la revolución bolivariana a través de un golpe de Estado o llevar a cabo impunemente una intervención militar contra la patria. Esto constituye una sólida garantía de soberanía y paz.
Perfeccionar las políticas de justicia social
Se cuentan por millones los afectados debido a la escasez de medicamentos, el encarecimiento de los alimentos, así como la caída del ingreso familiar y del Estado para atender las políticas sociales de la revolución.
Un informe elaborado por Jeffry Sachs, sin la menor sospecha chavista, reveló que, como resultado directo del bloqueo, se han producido más de 40 mil muertes.
Este escenario explica la necesidad de perfeccionar las políticas sociales. El gobierno del presidente Nicolás Maduro ha realizado un esfuerzo gigantesco en el desarrollo de los programas sociales y tenemos que seguir trabajando en su adecuación a las nuevas condiciones de sanciones y bloqueo.
Por una parte, la inversión debe elevar su eficiencia, minimizando los desvío de los recursos asignados. Por la otra, se tienen que establecer prioridades (alimentación, salud, educación, pensiones, empleo y salarios) y garantizar su abordaje en condiciones de restricción financiera.
Estamos obligados a imprimir con mayor fuerza el carácter de justicia y, sobre todo, de transformación social de las políticas sociales.
Luchar contra los vicios del pasado, construir una ética socialista
Siempre hemos afirmado que las transformaciones revolucionarias pasan necesariamente por un enorme cambio cultural, de los valores, de la ética. Nos referiremos brevemente a dos tareas de la revolución en ese frente.
En primer lugar, tenemos que luchar de manera más eficiente y decidida contra desviaciones éticas como las corruptelas, el burocratismo, la indolencia y la existencia de élites enriquecidas con los dineros públicos, todo ello incompatible con los valores del socialismo,.
Hay numerosas manifestaciones del ejercicio del poder y autoridad de la revolución bolivariana para golpear duramente estas degeneraciones. Sin embargo, ese esfuerzo aún no puede satisfacernos. Estos vicios van erosionando las bases morales de nuestra revolución y tiene que ser castigados de la manera más rigurosa e implacable. Esto es indispensable pues, sin temor a exagerar, podemos decir que estas perversiones se han constituido en una de las mayores amenazas para nuestro proyecto socialista.
Por otra parte, y como consecuencia lógica de esto, existe la necesidad de desplegar los valores del socialismo como el humanismo, la solidaridad, la igualdad, la justicia, el trabajo. Esto no podrá concretarse exclusivamente con un esfuerzo teórico, aunque innegablemente el estudio es una fuente esencial para la formación de una nueva espiritualidad. Es la práctica social, el proceso político, el que finamente determinara le nacimiento de la consciencia socialista.
Consolidar nuestro rumbo geopolítico bolivariano
En el campo internacional tenemos que destacar la victoria alcanzada por las fuerzas revolucionarias de nuestro país, así como por los pueblo y gobiernos amigos, contra las amenazas de intervención militar del gobierno de los EEUU. Sin embargo, la agresión continúa. El reciente informe plagado de mentiras y manipulaciones de Bachelet tiene el infame propósito de alimentar un expediente que justifique una intervención “humanitaria” de los EEUU.
En tal sentido, es imprescindible seguir consolidando nuestro rumbo de la multipolaridad. Las alianzas con naciones que comparten nuestra visión antihegemónica debe seguir construyéndose en lo político, económico, científico, militar, cultural… Acá destacan grandes potencias como Rusia y China, países como Irán, Turquía, Sudáfrica, Bielorrusia, Vietnam, las naciones del ALBA, los BRICS, etc.
A nivel hemisférico tenemos que impulsar una contraofensiva progresista que enfrente las nefastas políticas neoliberales y la injerencia imperial, rechazadas crecientemente por los pueblos de la región. Frente a la alianza de la derecha continental en torno a Washington, las fuerzas populares del continente deben consolidar una sólida plataforma de lucha unitaria. El Foro de Sao Paulo está llamado a jugar un rol crucial en este momento histórico.
Un contexto internacional de convivencia pacífica, respeto a la autodeterminación de los pueblos y cooperación es indispensable para los proyectos revolucionarios de nuestros pueblos. Es la dialéctica de la lucha nacional e internacional en la globalización imperialista.