Yucsealis Rincón
Es insólito quienes apoyan la intervención, con esto no me refiero a los apátridas que aclamaban a gritos esta acción, sino a todos aquellos que ven la intromisión del Gobierno de los Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela como una solución a los problemas que afectan específicamente al ciudadano de a pie.
Esto lejos de ser una solución, corresponde a los avances en los objetivos principales del imperio norteamericano de apoderarse de los recursos energéticos que tiene Venezuela. A su vez, también se trata de callar a un pueblo libre, que despertó de un estado de inconsciencia en el cual se mantuvo sumergido por más de cien años.
Muchas personas ven este tema de la intervención como algo ajeno, es decir, como algo entre políticos que no les afecta en lo absoluto, grave error, esta acción contempla una gran amenaza que atenta contra la vida, la integridad de cada venezolano, sin distinción de edad, clases sociales y de razas.
Se trata de despedirnos de la vida tal como la contemplamos, en esa en la cual aún podemos luchar, salir adelante independientemente de circunstancias actuales; de esa en la que podemos levantarnos cada mañana y llevar a nuestros hijos al colegio, seguido irnos al trabajo; esa en la que de vez en cuando nos tomamos un día para disfrutar con nuestros seres queridos.
De ejecutar estas amenazas militares, es entrar en un modo de vida que desconocemos, pero que al ver los medios de comunicación como Rusia Today o Telesur, nos da una posible visión del monstruo al cual nos enfrentamos a través de las noticias más resaltantes del Medio Oriente.
Las acciones bélicas emprendidas contra varios países del Medio Oriente han tenido unas supuestas explicaciones muy débiles y vagas, que solamente son válidas para aquellas personas que no quieren ver la realidad del mundo actual. Y es en este punto donde aparece Estados Unidos como primer precursor de la guerra internacional, y es que no hay una acción bélica en el mundo donde no esté inmerso el país norteamericano.
Esto tiene una explicación que ha sido reiterada por los analistas internacionales: y esto corresponde a la necesidad de apoderamiento de las reservas de petróleo mundial, aunque esto parezca para muchas personas un cliché, es la inevitable realidad. Muchas de las naciones que se encuentran sumergidas en guerras son los que le han osado desafiar el poder a los Estados Unidos, cuyo poder se ha edificado gracias al petróleo que ha sido robado de una manera descarada.
Uno de los mejores ejemplos de esta explicación es la guerra en Libia, la cual inició el 19 de marzo de 2011, donde participaron los Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, quienes comenzaron sus acciones militares apoyados por la Organización de Naciones Unidas.
Se pudo conocer que solamente entre el 19 y 20 de marzo de 2011, fueron lanzados 110 misiles provenientes de los Estados Unidos, contra el pueblo libio, ocasionando así la muerte de más de 200 personas.
Durante estos ataques, coordinados por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se produjo la muerte del líder del Gobierno legítimo libio Muammar Al Gadafi y su hijo Mutassim Gaddafi.
Esto evidencia la falta de humanismo y de respeto por los pueblos democráticos que emanan desde los Estados Unidos y sus gobernantes, quienes se han puesto al servicio de un sistema inmoral y sin alma.
Otra de las situaciones más devastadoras del mundo, ha sido la guerra en Siria, y es que ya el 15 de marzo, cumplió seis años, en los que la humanidad ha sido testigo de muerte de miles de civiles inocentes.
Según cifras emitidas por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, a los seis años de este conflicto se han producido la muerte de más de 320 mil personas, de ellos más de 17 mil son menores y más de 145 mil han sido reportadas como desaparecidos.
Estas líneas son solo un pareo para dar una idea de lo que implica estar inmerso en una guerra militar propiciada por los Estados Unidos, la realidad es peor. Imaginemos solo un momento el sentimiento de un niño al tener que crecer en medio de esta situación; que no tenga elección de vida; que tenga que vivir sin el amor de una familia porque esta fue víctima fatal de la guerra.
Esta es la realidad, aunque muchos no la quieren ver o simplemente desvía su mirada, este es el mundo en el cual vivimos, uno en el que las riquezas valen más que la vida misma y que el poder va por encima de aquellos que han logrado tomar conciencia de esta realidad y que han intentado cambiar al mundo.