El título de este artículo expresa un contenido fundamental o esencial del chavismo. Somos una fuerza política profundamente democrática, entendemos la democracia no solo como un acto que se expresa en acudir a las elecciones cada cierto tiempo para escoger a quienes asumirán la responsabilidad de los cargos públicos –o de sindicatos, consejos comunales y centros estudiantiles-, es también un proceso cotidiano, de debate y construcción colectiva de planes y programas transformadores en todos los espacios en los que se construye y actúa el Poder Popular. Esa es nuestra democracia bolivariana: debate, diálogo permanente.
El Comandante Supremo Hugo Chávez, luego de su salida de la cárcel, se lanzó por todo el país a construir la fuerza social, política y cultural, que lo condujo a la Presidencia de la República y, consecuente con su propuesta electoral de 1998, a la convocatoria e instalación de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999. La construcción de esa fuerza significó un colosal esfuerzo de varios años debatiendo con estudiantes, obreros, campesinos, empresarios, dirigentes políticos de las más diversas organizaciones, etc. Y desde el año 1999 hasta hoy ha sido ese el método dominante de la Revolución Bolivariana para atender los problemas del pueblo y resolver las contradicciones con la contrarrevolución. Los eventos violentos que hemos vivido siempre fueron propiciados por las fuerzas reaccionarias dirigidas por la élite imperialista.
Ese es el método de Chávez y es el método de Maduro, conducir siempre a la contrarrevolución al redil de la democracia, la nuestra, la bolivariana, la participativa y protagónica. Por eso estamos de acuerdo con el diálogo político y económico que está ejecutando el camarada presidente Nicolás Maduro en el marco de las seis líneas de acción que nos propuso. La paz y la recuperación económica de la Patria y nuestro pueblo lo merecen. Seguimos venciendo.