Humberto Gómez García
El insigne escritor inglés Oscar Wilde escribió una de sus mejores novelas, «El retrato de Dorian Gray». Un hombre le vende su alma al diablo para lograr la inmortalidad y no envejecer nunca, pero había una condición, en un cuadro que lo retrataba joven y apuesto, se iría reflejando las maldades y miserias humanas que a través de su vida iba cometiendo en la sociedad londinense de la época donde se desarrolla la novela, y el escritor hizo un análisis psicológico de su personaje, envejecería el cuadro y el rostro allí plasmado se deformaría con cada maldad y cada hecho negativo. En el transcurso de su miserable vida solo una vez hizo un gesto de nobleza y ese gesto se reflejó en el cuadro y en la cara se le hizo una cicatriz que lo afeó.
¿Qué tiene que ver Henry Falcón con el personaje de la novela de Wilde, Dorian Gray?
En ese cuadro oculto de su rostro que tiene guardado en una caja fuerte en un cuarto secreto, cerrado con 7 llaves, el óleo va reflejando todas las miserias, maldades, oportunismo, hipocresías, traiciones, su desmedida ambición… de una imagen plástica envilecida por la fealdad, de todo ese mal comportamiento que ha hecho en su vida pública y privada, sobre todo en su vida política. El óleo donde está pintado Falcón lo muestra repulsivo, asqueroso, pero en su dilatada vida una parte del rostro lo revivió.
¿Qué cosa o hecho positivo hizo el diletante político Henry Falcón que la vida le perdonó una parte de sus miserias y en el cuadro se le alisó el rostro, lo pintó juvenil como si se hubiese hecho una cirugía plástica?
La irrefrenable ambición de Falcón por ser presidente de Venezuela a toda costa lo llevó a un conjunto de cálculos políticos. Ya su decisión de lanzarse al ruedo electoral, pese a haber sido derrotado en las pasadas elecciones a gobernador por una combativa mujer, la almiranta Carmen Meléndez, estaba tomada. Parecía que ese miserable canalla que es el perpetuo secretario general del cascarón a lo que fue reducido AD, Henry Ramos, sería el candidato presidencial de la derecha y la ultra derecha fascista, pero una cosa piensa el burro y otra el que arriba lo arrea. Los jefes yanquis de los cipayos del oposicionismo venezolano tenían –y tienen– una visión distinta del proceso electoral venezolano y se plantearon la línea abstencionista, dejar en el proceso electoral solo a Nicolás Maduro como único candidato con su plebiscito.
La acariciada oportunidad de Ramos Allup de ser, cuando menos, el candidato a presidente de Venezuela por las fuerzas de la derecha, se esfumaba. ‘Tú no vas para el baile’ le dijo el emisario de Trump a Ramos Allup. ‘Serás candidato en otro momento, cuando ya Maduro no esté’». Allup bajó la cabeza, dio una mentada de madre para sus adentros, tragó grueso y dijo: ‘Me jodí’.
Allí es donde interviene Henry Falcón. Juega y maniobra en aquel mar de contradicciones que se están produciendo entre los sectores derechistas venezolanos. Y pone su nombre a valer. Viene de la experiencia de ser gobernador de uno de los estados más representativos y poderosos de Venezuela: Lara. Él sabe que su candidatura va contracorriente de la línea abstencionista impuesta por el injerencista gobierno norteamericano, que se lo van a tratar de comer vivo sus antiguos compañeros y amigos opositores, que dirán que es un candidato embozalado de Maduro, que sigue siendo chavista y otras monsergas para tratar de debilitarlo y que se retire de la contienda electoral.
No deja de ser una conducta valiente, positiva porque democratiza el proceso electoral, al igual que lo hacen los otros 3 candidatos derechistas. Allí es donde está el parecido con Dorian Gray, es el único hecho positivo que pudo haber hecho en su trayectoria política, contradijo al imperio y contradecir al imperio yanqui no es cualquier cosa, y Falcón lo hizo. Por supuesto, todo estaba y está calculado, hasta algún mal pensado diría que esa es una carta secreta de los gobernantes norteamericanos, jugar a la abstención y a la participación electoral. Y si se toma en cuenta que la campaña electoral del candidato es abiertamente derechista, su programa es igualmente en contra de todo lo que significa la revolución bolivariana, chavista y socialista, de la cual formó parte por puro oportunismo, hoy se muestra desenfadadamente neo liberal (el plan de privatizaciones de las empresas del Estado así lo evidencia); pro capitalista (entregarle la economía en exclusividad a los empresarios burgueses y a las transnacionales norteamericanas); entreguista de la soberanía económica venezolana al imperio yanqui (eliminación del bolívar y dolarizar la economía, entre otras muchas propuestas programáticas); anti popular (eliminación de las conquistas alcanzadas por el pueblo, eliminar la Misiones Sociales, suspender las pensiones, sobre todo las que otorgó la Misión en amor mayor, aumentar la edad para poder pensionarse, y pare de contar).
Evidentemente Falcón nunca fue chavista y mucho menos revolucionario, ¿por qué, entonces, se asumió como un seguidor de Chávez?
Por oportunismo,quería aprovechar la imagen del Comandante Supremo Hugo Chávez. En esa época era un ilustre desconocido, pero si el Comandante le levantaba los brazos en la campaña electoral regional, ya su triunfo estaba garantizado, y así fue. ¿Hizo algún aporte al proceso en su pasantía por la Revolución? Que se sepa, ninguna. Él fue un error como los muchos que se cometieron entonces proyectando pseudo líderes que después traicionaron al Comandante. Un pequeño burgués con un pico de plata, repetidor de los discursos chavistas para aparentar ser un revolucionario auténtico, más chavista que Chávez, nada original, pero hábil, astuto, maniobrador, trepador y con dos períodos como gobernador de Lara (su segundo triunfo electoral fue sin el respaldo chavista, de hecho lo derrotó electoralmente, esa circunstancia lo hizo acariciar la idea de la candidatura presidencial. Durante ese gobierno mostró su capacidad para golpear al pueblo larense que una mayoría confundido lo llevó al poder y lo hizo gobernador. Asumió y defendió las guarimbas terroristas, las protegió y dejó a los criminales asesinar a los hijos del pueblo, destruir bienes públicos, crear el caos en Barquisimeto y otras ciudades larenses. La salud pública llegó a niveles lamentables y los hospitales en la ruina. El pueblo larense se sintió injusta y absurdamente golpeado y le cobró a Falcón su desgobierno negándole un nuevo triunfo.
Hoy Henry Falcón es un candidato derechista que trata de pescar en el río revuelto de las contradicciones del universo derechista. Una parte importante de la derecha lo desprecia y lo ve como un traidor, su discurso abiertamente neoliberal, pro capitalista, de corte abiertamente neocolonial y pro imperial. Con una campaña mil millonaria (¿quién paga esa costosísima campaña?), más mediática que de calle, se nota que no tiene maquinaria y centra su estrategia en los medios que le dan amplia cobertura, pero llega muy poco al pueblo donde no está ese necesario contacto boca/oreja con el pueblo de un líder con las ambiciones de este candidato. Hasta el momento no ha hecho una sola y significativa movilización popular, los actos son muy pequeños, otros candidatos derechistas tienen más capacidad para movilizar gente, no como Nicolás, el Psuv y el Polo Patriótico, por supuesto.
En fin, esos son los líderes que tiene la derecha, mediocres, sin pegada, sin la garra que tuvieron otros líderes del pasado, sin un discurso convincente. Se explica, la burguesía y la pequeña burguesía como clase están en un proceso de desintegración, de desnacionalización, de sumisión a los intereses del imperio yanqui, confundidos y sin perspectivas reales de poder, ni siquiera con la promesa yanqui de una invasión a Venezuela. Si se duda, allí están las declaraciones de Falcón apoyando las declaraciones del Vicepresidente norteamericano contra Venezuela.
Quizás su única ganancia es que logre aglutinar a un sector de la derecha para hacerle una oposición más racional al segundo gobierno de Nicolás Maduro y de la Revolución Bolivariana, Chavista y Socialista.