Numa Molina
Amigas y amigos que leen estas líneas, sabemos que, dentro de un proceso democrático como el que vive Venezuela, el Poder Electoral convocó de nuevo a elecciones, terceros comicios en menos de seis meses. Esta vez se llevarán a cabo las elecciones de alcaldes en los 335 municipios que conforman la geografía nacional.
Se trata de elegir a la autoridad más local. La alcaldesa o el alcalde son la cara más visible de un sistema de gobierno y de un partido para el ciudadano común.
Un buen alcalde conoce en detalles las necesidades de su municipio y, junto al pueblo organizado busca dar respuesta a cada situación de su entorno. Las alcaldesas y alcaldes se ocupan del ornato y embellecimiento en su municipio, de la vialidad agrícola o urbana, de la recolección de la basura, del ordenamiento urbano, del transporte y otros servicios de vital importancia para que una sociedad goce del buen vivir.
Pero el gobernante municipal también se ocupa de lo menudo del día a día de su gente. En la alcaldía hay que darle respuesta a la madre que necesita una canastilla para su recién nacido o al velorio del pobre que no tiene para enterrar a su muerto, o a la tercera edad que no tiene alimentos, etc.
Una buena alcaldesa o alcalde es un compañero de camino del pueblo que siempre quiere lo mejor para su municipio, que no pacta con la delincuencia, que jamás se hace cómplice de procesos de violencia que afecten la felicidad de quienes habitan en su espacio municipal.
Desde una alcaldía se mide la excelencia de un líder municipal o su mediocridad. Los municipios deberían ser los semilleros de las y los mejores gobernantes que luego van a ocupar cargos de relevancia estadal o nacional.
Las buenas lideresas y los buenos líderes deben venir de abajo, tienen que ser hechura de lo cotidiano local y un alcalde o alcaldesa para que sea bueno tiene que haber sido un excelente gerente de lo cotidiano del pueblo.
Todo lo anterior baste para decir que en estas elecciones nos estamos jugando el concurso de las y los mejores líderes locales, no es tiempo para escoger o reelegir mediocres que han pasado su periodo detrás de un escritorio haciendo corrupción o maquinando planes que no pasaron de bellas declaraciones a los medios de comunicación.
El pueblo es sabio y paciente y sabe premiar o castigar con su voto a sus gobernantes locales indistintamente de su color político. El municipio es la célula más germinal donde se juega el éxito o el fracaso de un partido.
Sin embargo, no será extraño ver en estos días de escogencia de candidatos a las y los mediocres de oficio queriendo que los reelijan, y también los arribistas que nadie ha visto trabajando socialmente ni en una junta de condominio postulándose para alcalde por padrinazgo o porque ha sido el adulante más notable de los de su partido, “cosas veredes Sancho”.
Amigos de los diferentes partidos políticos, en estos días ustedes se están jugando lo más genuino de sus lideresas y de sus líderes pero también están apostando por la felicidad de la patria que se amasa en el día a día de la cotidianidad de un municipio. Seleccionen a los mejores.
Amigas y amigos, gerentes de la política en estos tiempos difíciles, les digo con el poeta guariqueño Ernesto Luis Rodríguez “se están jugando a Rosalinda” !mosca! No se dejen llevar del amiguísimo y la adulancia politiquera a la hora de escoger a los nuevos alcaldes.