Por Eduardo Piñate
La reconversión monetaria lanzada por el presidente Nicolás Maduro el pasado 22 de marzo, mediante decreto presidencial 3.332 y que entrará en vigencia el próximo 4 de junio, avanza a contrapelo de las propuestas que economistas y políticos de la derecha neoliberal hicieron hace algunas semanas. Henri Falcón y su equipo económico propusieron de manera abierta la dolarización de nuestra economía con lo cual, obviamente, se acaba nuestra soberanía monetaria, parte fundamental de la soberanía nacional y el Banco Central de Venezuela no tendría razón de existir. Otros, como el gurú de las finanzas de la MUD, José Guerra, planteó un nuevo cono monetario con varios tipos de billetes de millones de bolívares para seguir induciendo la inflación. Es claro que el presidente Maduro respondió a la guerra contra nuestra moneda con una decisión que refuerza nuestro signo monetario, el bolívar, con lo cual también desmiente las críticas – esta vez desde la izquierda- acerca de una tendencia a la desaparición del bolívar con el lanzamiento del Petro.
La reconversión monetaria decretada consiste en la supresión de tres ceros al actual cono monetario y, a su vez, forma parte del proceso de renovación de la economía, es decir, es un componente del conjunto de acciones defensivas y ofensivas que ha venido tomando el gobierno revolucionario en materia económica, financiera, fiscal, cambiaria, monetaria y productiva, para derrotar la guerra económica y construir el modelo económico productivo socialista.
En concreto, con el bolívar soberano se propone: facilitar las transacciones económicas y comerciales simplificando los cálculos aritméticos; mejorar la disponibilidad de efectivo en la economía, ante la extracción del billete físico impulsado desde el gobierno y las mafias colombianas con el concurso de sectores de la banca de Venezuela; garantizar mayor eficiencia en el sistema de pagos y reforzar la confianza en nuestro signo monetario. Seguimos venciendo.