Igual como lo ha hecho con Cuba durante más de 50 años, se busca derrocar a los gobiernos que no se le doblegan para obligarlos a renunciar a sus principios y mandatos populares
Verónica Díaz
Desde hace más de cinco décadas Cuba sobrevive con dignidad al férreo bloqueo norteamericano, catalogado como el sistema de sanciones unilaterales más injusto, severo y prolongado de toda la historia de la humanidad.
El embajador de Cuba en Venezuela, Rogelio Polanco, no duda en calificarlo como un acto de genocidio y es una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de todo un pueblo.
Durante la presentación del informe que ofrece detalles sobre el bloqueo contra la isla, que se realizó el pasado 25 de octubre en la Biblioteca Nacional, el diplomático explicó que el bloqueo es el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de Cuba.
“Exigimos el levantamiento unilateral e incondicional del bloqueo”, señaló Polanco en la inauguración de la exposición de carteles denominada #NoMásBloqueo.
Desde 1960 funcionarios estadounidenses emprendieron su ataque contra la mayor de las Antillas.
“Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”, habría aconsejado el subsecretario de Estado adjunto para Asuntos Interamericanos, Lester Mallory.
Aunque el presidente John Kennedy lo denominó embargo al comercio entre Estados Unidos y Cuba, el embajador Polanco señala que “llamarle embargo es un eufemismo a lo que es una forma de acabar completamente con las relaciones de un país con el resto del mundo… Lo que hay sobre Cuba no es un embargo, es un bloqueo… Una medida que persigue el acoso, el aislamiento, la asfixia económica, cerrar, incomunicar con el exterior para lograr la rendición por la fuerza o por el hambre”.
Pero el férreo bloqueo pareció suavizarse entre 2015 y 2016, bajo la administración de Barack Obama, quien introdujo modificaciones a la política de bloqueo que, aunque limitadas e insuficientes, iban en la dirección correcta para levantar lo que el propio Obama reconoció como una medida obsoleta.
Pero con la llegada de Donald Trump el nuevo inquilino de la Casa Blanca retomó el camino hostil, retrocediendo en el camino andado por su antecesor.
El 16 de junio de 2017 en un denominado Memorándum presidencial de seguridad nacional sobre el fortalecimiento de la política de Estados Unidos hacia Cuba, prohibió las transacciones económicas, comerciales y financieras de compañías y entidades estadounidenses con empresas y entidades cubanas vinculadas a las Fuerzas Armadas y al Ministerio del Interior de Cuba.
Los viajes individuales a Cuba también fueron eliminados, lo que impidió que un millón y medio de estadounidenses viajaran a Cuba como turistas, lo que hubiese generado ingresos, en solo un año, por 1.500 millones de dólares.
También derogó la directiva que instaló Obama para la normalización de relaciones.
El bloqueo ha provocado perjuicios por más de 130.178,6 millones de dólares, indica el reciente informe elaborado por la isla, titulado Cuba vs bloqueo.
“Una cifra exorbitante… Pero si esos daños se calcularan al valor de la devaluación del dólar, según el valor del oro, llegaría a la astronómica cifra de 822 mil 280 millones de dólares”, explica Polanco.
Mientras que en el último año, desde abril de 2016 a junio de 2017, Cuba perdió por concepto del bloqueo 4.305 millones de dólares.
La medida unilateral, que aplica el imperio desde 7 de febrero de 1962, ha afectado el derecho a la salud, alimentación, educación, deporte y cultura del pueblo cubano.
Venezuela en la mira
El diplomático agradeció a la Revolución Bolivariana su solidaridad con el pueblo de Fidel Castro y reiteró a la República Bolivariana de Venezuela, que actualmente es acosada por factores imperiales, que han activado una serie sanciones que buscan agredir la calidad de vida de los venezolanos.
“Estamos seguros que en esa lucha contarán también con la solidaridad de nuestro pueblo porque sabemos que, como le han hecho a Cuba durante varias décadas, hoy el imperio pretende hacer lo mismo con Venezuela. Y ningún pueblo que defienda su soberanía y su independencia se dejará doblegar (…) la intención del imperio es derrocar a los gobiernos que no se le doblegan para obligarlos a renunciar a sus principios y mandatos populares”.