Estamos en presencia de la mayor ofensiva imperial en contra de la democracia y de la autodeterminación de los pueblos. El reconocimiento de manera unilateral de Jerusalén como capital del Estado israelí por parte de la administración Trump, pone en riesgo la paz en la región y en el mundo.
Ésta, junto a otras decisiones de la Casa Blanca que contradicen todo el andamiaje legal sobre el cual se construye el sistema de relaciones internacionales, nos señala claramente que el imperialismo norteamericano se encuentra en una de las fases más irracionales, peligrosas y belicistas de la historia, en la que está dispuesto a violentar cualquier normativa, principio, o ley para el logro de sus objetivos.
Las reacciones no se han hecho esperar y la comunidad internacional en su mayoría, ha condenado esta acción violatoria del derecho internacional y de todos los esfuerzos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) por la búsqueda de una solución pacífica y consensuada al conflicto palestino.
Pero la agresión va más allá. En Honduras, la embajada estadounidense en Tegucigalpa, en clara injerencia en los asuntos internos de esa nación, ha solicitado al candidato de la alianza progresista Salvador Nasralla, que se desmarque de la figura política de Manuel Zelaya y de cualquier referencia al chavismo o a la democracia socialista.
Nuevamente, EE.UU coloca a Centroamérica al borde de un conflicto y de la inestabilidad, al avalar un fraude electoral y socavar el sistema democrático hondureño. Hacia el Sur, el gobierno de Macri ha iniciado en Argentina, la judicialización y la criminalización de los que se le enfrentan, con la persecución política desatada contra la ex presidenta y actual senadora Cristina Fernández de Kirchner y otros dirigentes vinculados a la etapa del mandato gubernamental de esta destacada lideresa política y social de nuestra Patria Grande.
Dando continuidad a su política intervencionista en los asuntos internos de Venezuela, la Oficina de Operaciones de Conflicto y Estabilización del Departamento de Estado norteamericano pagó casi 1 millón de dólares a grupos de “expertos”, para que estudien y diseñen estrategias con el propósito de intentar aniquilar el proyecto socialista bolivariano y para la implantación de un gobierno de derecha que allane el camino a la restauración neoliberal, tal y como lo revelaron los mismos medios estadounidenses hace pocos días.
Pero aquí estamos los pueblos, resistiendo a la embestida con mayor conciencia, más organización, más unidad y mayor convicción. Esta es una batalla crucial entre el fascismo imperial y la vocación pacífica, humanista y democrática de la mayoría de los habitantes de este planeta. No podemos fallarle a las futuras generaciones, porque de imponerse el criterio de los que no creen en la paz y en la democracia, la humanidad se sumiría en la barbarie y retrocederíamos a pasos gigantescos a un período de oscurantismo y de miseria. Hoy más que nunca los pueblos debemos estar unidos en nuestra lucha contra el imperialismo y el neoliberalismo en todo el mundo.
Este 10 de diciembre, a 158 años de la histórica batalla de Santa Inés, el pueblo patriota venezolano, el pueblo de Bolívar, Zamora y Chávez, ratificó con su participación en las elecciones municipales una vez más su confianza en el Poder Electoral y su convicción de continuar por el camino de la paz y el entendimiento; por el camino de la defensa de la soberanía y el derecho a la libre determinación de nuestro destino. Estamos preparados para nuevos retos, nuevos escenarios y nuevas victorias.
El 2018 será un año decisivo para la Revolución Bolivariana. Asumimos como proceso histórico de liberación nacional el desafío de enfrentar la traición y la contrarrevolución en todos los terrenos y derrotarlas. En esta etapa debemos superar los obstáculos para garantizar la continuidad y el avance de nuestro proyecto socialista en el plano económico, desarrollando un nuevo modelo de producción y de distribución; pero igualmente, en el plano social-organizativo y fundamentalmente, en lo que significa acelerar la Revolución Cultural.
Estos días próximos a la Navidad, son días de alegría y de reunión familiar, pero también de reflexión. En los últimos meses, presenciamos la esencia del plan que el imperialismo quiere para nuestro país: sumirnos en el caos, la muerte y la desesperanza. En una contienda que no fue fácil y que dejó casi 200 víctimas mortales, aplastamos la violencia fascista con la elección de la nueva Asamblea Nacional Constituyente. Eso solo fue posible gracias a la conciencia social del pueblo, un pueblo que como Cristo, quiere paz, amor, justicia, bienestar, respeto y tolerancia para todos. Preparémonos entonces para seguir cultivando los valores cristianos, que son también los valores de esta Revolución Bolivariana y Chavista. Preparémonos para continuar defendiendo nuestra Patria, nuestra independencia y nuestra soberanía. ¡Unidos seremos victoriosos!
¡Con Chávez Siempre!
@Adan_Coromoto