Presenciamos en esta última semana, la ferocidad de la contraofensiva imperialista en contra de la soberanía y la dignidad de los pueblos latinoamericanos. Los halcones del norte demuestran que seguirán haciendo todo lo posible por erosionar la institucionalidad democrática en nuestro continente.
Hemos presenciado una de las injusticias más grandes del siglo XXI, como diría el compañero Evo Morales. El dirigente obrero y líder revolucionario mundial, Lula Da Silva, ha sido encarcelado tras un infame juicio donde se le acusó de corrupción sin ninguna prueba.
Con esa acción, la derecha regional ha dado otro golpe a la democracia brasileña, en una nueva ofensiva de la restauración neoliberal que pretende criminalizar al liderazgo de izquierda de ese país, para evitar a toda costa un triunfo electoral de los sectores populares y progresistas. Hoy más que nunca, la lucha del pueblo brasileño es nuestra lucha.
En este contexto, el legado de integración, solidaridad y unidad entre nuestros pueblos que nos dejó nuestro Comandante Eterno, adquiere particular vigencia. Junto a todas y todos los que en la Patria Grande y el mundo hoy se solidarizan con el hermano Lula y el pueblo brasileño, estaremos las y los patriotas de Venezuela acompañando cada batalla hasta alcanzar su libertad plena. Hará falta mucha voluntad y compromiso. Sabemos que esa voluntad nace de la conciencia, del saber, y del querer. Uniendo nuestras voluntades, nuestros compromisos, uniendo nuestras fuerzas, nuestras ideas, nuestros corazones y nuestro espíritu revolucionario, estamos seguros que más temprano que tarde el querido camarada y amigo Lula, será libre.
Por otra parte, en pocos días conmemoraremos 16 años de la derrota del golpe fascista del 11, 12 y 13 de abril de 2002, en un contexto de grandes amenazas para la Patria.
En aquel entonces, tal y como sucede hoy, la burguesía financiera, los poderes económicos y el imperio yanqui, arremetieron con todo su poderío para aniquilar la Revolución Bolivariana. Pero ese gran poder se estrelló y fue pulverizado por un poder más grande, el poder de un pueblo digno que decidió ser libre para siempre.
En esos días, el pueblo venezolano hecho soldado y el soldado hecho pueblo se unieron para aplastar al imperio norteamericano que pretendía imponer una dictadura de la oligarquía. Esa gesta heroica marcó un antes y un después en la historia de Venezuela y en el destino de todos los pueblos nuestroamericanos.
Porque estamos seguros que así como en abril de 2002 en Venezuela derrotamos al imperialismo, se levantará en toda la región un contragolpe revolucionario en contra de la brutal agresión de la actual administración Trump hacia la soberanía, la democracia, la dignidad y el futuro de nuestros países. No lo dudemos.
En la próxima Cumbre de las Américas, donde EEUU buscará alianzas para aislar y cercar al Gobierno Bolivariano, sufrirán nuevamente una derrota. Nuestra América está en pie de lucha y no volverá a ser el patio trasero de Washington, porque pese a la existencia de algunos gobiernos cipayos y proimperialistas, los pueblos no lo permitirán.
Por ese motivo, y en respuesta a la agresión del gobierno de Panamá hacia nuestra nación, al imponer ilegales sanciones a dirigentes de la Revolución para criminalizar al Gobierno Bolivariano, la diplomacia venezolana ha respondido con la aplicación de la institucionalidad. Con paso firme defenderemos los intereses de nuestro país ante la pretensión de aquellos que buscan allanar el camino para una intervención extranjera.
Y por esa razón también, marchamos indetenibles en la defensa de nuestra democracia hacia una nueva victoria electoral de las fuerzas revolucionarias este 20 de mayo. Así lo reafirmamos, con la juramentación del Comando Nacional de Campaña Simón Bolívar, cuando frente a los restos mortales del Padre Libertador, nos comprometimos a seguir en batalla junto al pueblo para derrotar nuevamente la ofensiva imperial contra la Patria.
No han podido ni podrán con nosotros, porque estamos cada día más convencidos de que estamos del lado correcto de la historia. No hay duda compatriotas, este es el camino, el que nos legaron Bolívar y Chávez, el que día a día nos muestran y transitan nuestros pueblos. Llevamos sobre nuestros hombros la carga del tiempo histórico; aceleremos el paso, como obligación suprema. Solo así garantizaremos infinitos amaneceres para esta Patria Grande de todos. Alerta, que camina, la espada de Bolívar por América Latina. Por la dignidad de los pueblos latinocaribeños ¡Venceremos!
¡Con Chávez Siempre!
¡Viva la Patria!
¡Lula Libre, Nuestra América está contigo!