El 20 de mayo venció la democracia verdadera, venció la paz. Una vez más el pueblo venezolano manifestó, pese a todas las adversidades, al asedio permanente a través de la guerra económica y la guerra mediática-psicológica, su rechazo total a la violencia, a la injerencia extranjera, a la torpe y antipatriótica manera de hacer política de la oposición venezolana. Este es un pueblo heroico, valiente y dispuesto a lo que haga falta para defender el bien más preciado que hemos conquistado: la Independencia Nacional.
A pesar de haberse realizado el proceso electoral bajo condiciones inéditas en medio de una brutal escalada de amenazas, bloqueo financiero y sanciones de todo tipo por parte del imperialismo estadounidense y sus aliados, casi diez millones de venezolanos y venezolanas acudimos a las mesas electorales a defender nuestra soberanía y nuestro derecho a la libre determinación como nación.
El voto del 20 de mayo fue un voto contra la injerencia; fue un voto de conciencia de un pueblo que sabe que necesitamos consolidar la estabilidad política para garantizar la paz y avanzar en las soluciones en el terreno económico, que tiene bien claro lo que significaría dejar el camino del Socialismo Bolivariano y retrogradar a los tiempos de la cuarta república.
Por ello, el electorado venezolano dio su respaldo por segunda vez al Presidente Obrero Nicolás Maduro, dejando en evidencia el apoyo a un programa de gobierno centrado en el bienestar común, la justicia, la inclusión, y en el que la inversión social constituye más del 70% del presupuesto nacional.
Un incuestionable porcentaje de electores continúa depositando su confianza en el proceso de liberación nacional que se inició con la elección del Comandante Hugo Chávez como presidente en 1998. Lo anterior no excluye la necesidad de un exhaustivo y profundo análisis para, fieles a nuestro líder histórico, Revisar todo lo que hemos hecho hasta ahora en gestión de gobierno y en gestión política; detectar y reconocer los errores cometidos, para poder Rectificar todo lo que haga falta y Reimpulsar, en esta nueva fase de la revolución, nuestra construcción socialista.
Es obvio que colocamos la vara bien alta, es muy importante el resultado obtenido en medio del asedio imperialista, pero, como nos caracteriza a los verdaderos revolucionarios, también debemos ser capaces de evaluar las cifras con un profundo sentido autocrítico.
Como lo expresó el Presidente Nicolás Maduro en su discurso de juramentación ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), es necesaria una renovación del liderazgo y de la práctica revolucionaria.
Debemos acudir nuevamente a la raíz, al legado visionario de Hugo Chávez, para retomar el espíritu dialéctico de la revolución permanente. Es el momento de la reaplicación de aquella fórmula que nos indicó el Comandante Eterno (3R al cuadrado): además de Revisar, Rectificar y Reimpulsar; es tiempo de Reunificar, Repolarizar y Repolitizar el poder popular, para que la Revolución Socialista siga indetenible, sin estancarse, para continuar avanzando al punto de no retorno de nuestro proceso bolivariano y chavista.
“Eficiencia política y calidad revolucionaria”, nos sigue exigiendo la gente: los que votaron heroicamente por Maduro, los chavistas que por una u otra razón no votaron, los indiferentes (alrededor del 20 % del electorado), e incluso, sectores de los que votaron por la oposición.
Con el cierre de este ciclo electoral, con el Poder Constituyente, las gobernaciones, las alcaldías y ahora el poder ejecutivo nacional en manos de la Revolución, no podemos tener excusas ni pretextos para no atender y solucionar en el corto y mediano plazo los problemas del pueblo. Debemos terminar de derrotar la guerra económica interna y externa, y la mediática-psicológica que confunde y manipula a una parte del pueblo.
Para ello, el Presidente Obrero Nicolás Maduro propuso seis líneas estratégicas que debemos internalizar para la planificación socialista: el diálogo y la pacificación; avanzar hacia un acuerdo económico productivo con todos los sectores; la lucha renovada y frontal contra la corrupción y, por tanto, la consolidación de la nueva ética socialista; el fortalecimiento de los programas sociales para la protección del pueblo; la defensa integral de la nación frente a los ataques del imperialismo y ratificar el rumbo hacia el socialismo.
Se nos impone ahora la tarea de asegurar la continuidad de nuestro proceso democrático, protagónico y participativo. Debemos proyectar con mayor fuerza los cambios necesarios para fortalecer la alternativa socialista en esta nueva fase, terminando la segunda década del siglo, en el que la Revolución Bolivariana emergió como una esperanza de transformación humanista en el mundo ante la embestida neoliberal; y teniendo clara la meta estratégica de lograr la irreversibilidad de este proceso revolucionario, a más tardar finalizando la tercera década.
Necesario es redoblar todos nuestros esfuerzos pues la batalla no es nada fácil. Por ello celebramos con mucha humildad esta victoria histórica, esta victoria de coraje del pueblo y permanecemos alertas, conscientes de los peligros que representa la feroz arremetida imperial contra la Patria.
El resultado del 20 de mayo nos arroja además una tarea urgente. Debemos desplegar con mayor claridad, con mucha pedagogía, con precisión y constancia, como diría el Padre Libertador Simón Bolívar, en una frase siempre recordada por Chávez: “la artillería poderosa del pensamiento, de las ideas”.
Es imprescindible en esta coyuntura la formación integral de nuestro pueblo. Debemos transformar la rebeldía, la valentía de este pueblo que se expresó el domingo 20 de mayo de diversas maneras, en conciencia del deber social; en conciencia de clase; debemos consolidar la moral patriótica, antiimperialista, democrática, de la mayoría de los venezolanos para garantizar la paz y la estabilidad política.
A quienes nos adversan pero asumen una posición en defensa de los intereses de la nación, los convocamos al diálogo y a la unidad. Juntos debemos enfrentar el peligro real que representan, no solo para Suramérica sino para todo el continente, las nuevas y anteriores sanciones ilegales impuestas a nuestro país; la posibilidad de un golpe de Estado o una intervención militar estadounidense en Venezuela.
Recordemos que está en juego la Patria chica, Venezuela, y también la Patria Grande, Nuestramérica. Por ello, bien pertinentes estas palabras del Comandante Eterno durante su participación en un encuentro con diputadas y diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) electos a la Asamblea Nacional en 2010: “Ni habrá pacto con la burguesía ni habrá desenfreno revolucionario. Seguiremos avanzando y construyendo el Socialismo, al ritmo y a la velocidad que impongan las circunstancias, entendidas estas como la síntesis entre las condiciones objetivas y las condiciones subjetivas”.
¡Nada ni nadie logrará intimidar o hacer retroceder al pueblo venezolano en su decisión de ser libre y escoger por sí mismo su propio destino! ¡Unidos Venceremos!
¡Con Chávez Siempre!
¡Todos con Maduro!
Caracas, 27 de Mayo de 2018.