A solo dos semanas de los comicios presidenciales de este 20 de mayo en Venezuela, la derecha internacional arremete duramente contra nuestro sistema democrático tratando de impedir que nuestro pueblo ejerza su derecho al voto para defender la paz y la soberanía del país.
Es inaceptable el reciente pronunciamiento del Parlamento Europeo exigiendo la suspensión de las elecciones en una acción que solo puede catalogarse como una grosera injerencia y una violación a la soberanía de nuestro Estado.
Lo más insólito, es que esa resolución haya sido impulsada por partidos políticos que en sus propios países atentan contra los derechos civiles y las libertades políticas de sus ciudadanos. Solamente hay que echar un vistazo a la crisis de la institucionalidad democrática en España, por ejemplo, para darse cuenta que no tienen moral para señalarnos.
Desde aquí rechazamos ese irrespeto y conminamos a la derecha europea a ocuparse de los graves y grandes problemas que atraviesan hoy sus pueblos y electores, que cada día pierden la confianza en las instituciones de la UE tal y como lo reflejan los últimos sondeos.
Advertimos que ese mismo guión quiere seguirlo el fracasado Grupo de Lima, este 14 de mayo, donde condenarán nuestro sistema democrático un grupúsculo de países que, además de no representar los intereses de las naciones latinoamericanas, atraviesan sendas crisis políticas internas con golpes de Estado, renuncias de presidentes, encarcelamiento y persecución de dirigentes, represión y opresión a sus pueblos.
Por el contrario, los venezolanos y las venezolanas confían en su sistema democrático. El Consejo Nacional Electoral ha sido reconocido internacionalmente como un árbitro transparente en más de 20 elecciones que hemos sostenido en casi dos décadas de Revolución Bolivariana.
Lo que observamos en este momento es un pueblo en campaña, movilizado, consciente, que asume su compromiso con el futuro de la Patria y especialmente con la democracia. Porque la nuestra, como ha señalado el presidente Nicolás Maduro, no es una democracia de élites, es una democracia “para los muchos, y lo justo es lo que es bueno para toda la gente”.
Sabemos que las elecciones del 20 de mayo no se limitan a un simple acto de sufragio. Ese día, el pueblo defenderá con su voto su derecho a ser libre y soberano. Será una lección de dignidad para quienes hoy, sin ningún otro motivo que la ambición de apoderarse de nuestros recursos, nos sancionan y nos acusan de ser una dictadura.
Demostraremos al mundo que tenemos una auténtica democracia protagónica y participativa, consolidada en nuestro concepto de Socialismo Bolivariano, que además constituye la única opción probada para garantizar una Patria independiente; para terminar de transformar a Venezuela en un país potencia. La otra opción, la que ofrece la oligarquía transnacional, es la entrega de nuestra soberanía monetaria, la privatización, la subasta de nuestras riquezas nacionales al mejor postor; la represión a los sectores populares, la miseria y la exclusión de las mayorías.
Convocamos a todo el pueblo, a los partidos del Frente Amplio de la Patria, a los movimientos sociales, a desplegar toda su iniciativa, su creatividad, su disciplina, su organización, para permanecer hora tras hora, casa por casa, día tras día, activados en esta última campaña en una ofensiva inteligente y apasionada por la defensa de nuestro derecho a la libre determinación como país.
¡Cuidado con el triunfalismo! ¡Que nadie baje la guardia ni un solo segundo! No debemos subestimar al peligroso enemigo que nos asedia, que no es ni la burguesía vendepatria ni los partidos de la oposición.
Nuestro enemigo es y será siempre el imperialismo estadounidense y sus aliados europeos.
Este domingo 6 de mayo demostramos la fortaleza de nuestra maquinaria. El exitoso ejercicio del simulacro nos ha permitido detectar cualquier debilidad, cualquier falla que tengamos que corregir rumbo a una nueva Victoria Perfecta.
El objetivo fundamental en esta etapa del contraataque y despliegue revolucionario, es asegurar la materialización del voto y minimizar la abstención. Nuestra victoria debe ser contundente. Nuestro voto como ejercicio pleno de soberanía e independencia es nuestra arma para derrotar el bloqueo económico y enrumbarnos hacia una nueva etapa de la Revolución Bolivariana, con el presidente obrero Nicolás Maduro al frente, donde de una vez por toda aplastemos las mafias de corrupción, financieras y económicas que desangran al país y edifiquemos ya, concretamente, una economía que esté al servicio de los intereses del pueblo.
En esta recta final además de afianzarnos como maquinaria, debemos ganar la conciencia de aquellos que están confundidos, incluso de aquellos que nos adversan pero tampoco creen en la propuesta suicida de la derecha privatizadora y neoliberal: vamos a la vanguardia, con precisión y constancia a ganar conciencias con la verdad. Se trata de una elección fundamental, se trata de la lucha entre la vida y la muerte; entre el socialismo liberador y el capitalismo explotador; entre la Patria y la antipatria; entre la soberanía y la injerencia. ¡Vamos pueblo a la batalla, con paso firme y decidido a una nueva Victoria Revolucionaria!