Ilustración Lorena Almarza
Entre los enemigos más enconados que tuvo Bolívar a lo largo de su lucha por la independencia e integración suramericana, están el embajador gringo William Tudor, y el sacerdote y abogado peruano Javier Luna Pizarro. Ambos conspiran contra Bolívar: boicotearon los triunfos del Libertador, dificultaron la ejecución de su proyecto emancipador, se aliaron con sus adversarios nacionales y foráneos y obstaculizaron la integración suramericana.
William Tudor Jr., fue primer cónsul de Estados Unidos en Perú (1824-1828). Llega a Lima en marzo de 1824, después de que España recupera parte de posiciones en territorio peruano (El Callao y Lima); razón por la que los patriotas peruanos solicitan la ayuda de Simón Bolívar para “la salvación de la República”, con lo cual consiguen alcanzar la independencia del país . Al referirse a los patriotas que derrotaron a las fuerzas realistas Tudor dice: “Los invasores que vinieron a proclamar la libertad y la independencia fueron crueles, rapaces, sin principios e ineptos”. Cuando no puede ya oponerse a los patriotas, comienza a conspirar contra Bolívar, líder de la República de Colombia (creada en diciembre 1819 en el Congreso de Angostura e integrada por Cundinamarca, Venezuela y Ecuador) quien para entonces preparaba el congreso anfictiónico de Panamá, evento que Tudor saboteó.
Tudor, siguiendo la línea política trazada por el gobierno de EEUU sigue los viejos consejos de Thomas Jefferson quien ya desde 1786 planteaba: “cuidémonos de creer que interesa expulsar a los españoles. Por el momento aquellos países se encuentran en las mejores manos”. Y también los más recientes de John Prevost, (agente especial de EEUU en el Perú, Chile y Buenos Aires), quien planifica infiltrar el liderazgo patriota (13/3/1824) porque “los jefes principales deben, en primer término, frustrar el proyecto de unión de los diferentes estados meditado por Colombia”. Estos (Santander en Nueva Granada; La Mar y Luna Pizarro en el Perú, Páez en Venezuela) ejecutan la orden. Con intrigas instigados por Tudor logran que el ejército del Perú se lance desde el sur a la invasión de Colombia, tomando a Guayaquil. Su propósito es destruir la República de Colombia y asesinar a Bolívar, su líder máximo.
Tudor a Bolívar lo llama “el loco de Colombia”. Y agrega “La esperanza de que los proyectos de Bolívar están ahora efectivamente destruidos, es una de las más consoladoras. Esto es no solo motivo de felicitación en lo relativo a la América del Sur, liberada de un despotismo militar y de proyectos de insaciable ambición que habrían consumido todos sus recursos, sino que también los Estados Unidos se ven aliviados de un enemigo peligroso en el futuro… si hubiera triunfado [Bolívar] estoy persuadido de que habríamos sufrido su animosidad”. Agregaba: “téngase presente que sus soldados y muchos de sus oficiales son de mezcla africana”. E insiste en que Bolívar “puede ser derrocado como uno de los más rastreros usurpadores militares, lleno de toda la execración de sus contemporáneos por las calamidades que su conducta les acarrea”. Mientras “él viva”, dice el 7 de noviembre de 1827, sólo habrá guerras. Remata señalando “que hay muchos motivos evidentes por los cuales Estados Unidos e Inglaterra deberían ser adversos al éxito de su usurpación” y que se deberían adoptar “algunas medidas” para verificar los actos de Bolívar y “evitar sufrimientos largos y terribles a estos países”
Javier de Luna Pizarro (1780-1855), antiguo presidente del congreso constituyente de 1822 se convierte en el más decidido opositor a Bolívar (ya lo había sido de san Martín). Pretende someter al Libertador, representante del Poder Ejecutivo a la supremacía de un Congreso que está en manos de una oligarquía racista que promueve la esclavitud de los negros, la explotación indígena y la servidumbre con respecto al gobierno de Estados Unidos. Se opuso a todos los planes de Bolívar y azuzó la guerra contra la república de Colombia que éste presidia. De él dijo el Liberador: “Por culpa de Luna se perdió el Perú enteramente y por Luna se volverá a perder, pues tales son sus intenciones”. Mas para Tudor este peruano es “el más ilustrado, el más liberal y el más puro de los patriotas peruanos y el más versado en todas las cuestiones constitucionales”.
No hagan mucho esfuerzo, ya sé en quienes están pensando. En el presidente de Perú que parece la encarnación de Luna Pizarro, en los embajadores de Estados Unidos, continuadores de Tudor, quienes persiguen el mismo propósito que hace doscientos años: someter a Bolívar. Pero no lo lograrán. Bolívar sigue luchando en Latinoamérica, contra los gobiernos imperiales, y contra los perritos falderos y los carteles de Lima que se oponen a la Revolución Bolivariana. ¡No pasarán!