Por: Alí Ramón Rojas Olaya
Querido diario, hoy martes 14 de septiembre de 2018 amanecí como nostálgica. Aunque Bogotá es bella confieso que extraño mi amada Caracas. Tuve muchos sueños durante mi entrega a Morfeo y estoy segura que alguno de ellos transmutó en esta melancolía, razón por la cual la combatiré escribiendo mi autobiografía.
Nací en la policlínica Las Mercedes el 28 de octubre de 1993. Mi papá tiene un alto cargo en la Procter and Gamble y mi mamá es profesora titular de la Universidad Simón Bolívar. Nací y crecí en una hermosa quinta de Cumbres de Curumo. Mi infancia transcurrió de lunes a viernes en el Colegio Mater Salvatoris y sábados y domingos entre el Sambil, el San Ignacio de Loyola y el Tolón. Tuve todas las Barbies que le pedí a Santa en navidad. Aún tengo en mi cuarto los 101 dálmatas que obsequiaban en el McDonalds cuando mi papá me compraba la cajita feliz.
Escuché como toda mi generación Chino y Nacho, Maluma, Shakira, Daddy Yankee, Don Omar, Plan B, Farruko, Ñengo Flow, J Balvin, De La Ghetto, Yandel, Nicky Jam, Wisin, Zion y la banda Green Day. A Hillary Duff la vi en el concierto que dio en la Ciudad Universitaria en el año 2005.
Mi adolescencia estuvo de la mano de Hannah Montana y That’s So Raven. Esas series me gustaban tanto que aprendí inglés pegada a DirecTV.
Amo los superhéroes The Avengers, Superman, Batman, Captain America, Ironman, Spiderman, The fantastic 4, The X-Men, Flash… Mis comidas de fines de semana y una que otra tarde oscilaba entre bigmacs, whoppers, papitas fritas, cheese cakes, cocacolas, condensed milk y ice creams. De niña mis padres me llevaban a ver películas en Cinex y Cines Unidos de Walt Disney, Dream Works, Pixels y Warner Brothers. Ellas son parte de mi vida, formaron mi esencia.
Cada cumpleaños de la familia lo celebrábamos en el Club los Cortijos, si caía en día de semana o en el Club Tanaguarena, si caía en un happy week-end. Una vez al año brindábamos en algún Club Mediterranée. De los tres somos accionistas desde hace mucho tiempo. Cantar el Happy birthday to you alrededor de la cake sembrada de velitas era un inolvidable ritual.
Me gradué de bachiller en el año 2010. Mi papá me regaló un Toyota Corolla por ese mi primer logro. Mi tío Alfera me llevó de vacaciones a su apartamento de Miami. Le pedí llevar a cinco amigas y seis amigos y aceptó. Todos sabemos que tiene mucho dinero. La pasamos súper entre piscinas y roller coasters. Al poco tiempo entré a la Universidad Central de Venezuela a estudiar Comunicación Social. Mi mami quería que estudiara en la USB, pero yo me negué.
En la UCV hice nuevas amistades. Eran como yo, vivían en Altamira, La Florida, Los Chaguaramos, Santa Mónica, La Castellana, El Cafetal, Chuao, Caurimare, Santa Fe, Prados del Este, El Marqués, La California, La Floresta, La Tahona, La Trinidad y El Hatillo. Nos gustaba ir de vez en cuando a comer helados en Versalles en Las Mercedes. Tuve que leer burda, unas guías larguísimas, periódicos como El Nacional, Tal Cual, El Universal y páginas web al estilo de Caraota Digital, Efecto Cocuyo, El Pitazo y La Patilla. Ver noticias en canales como Globovisión, CNN, Caracol y Antena 3 era parte de mi formación.
Roman Jakobson, Willburg Schramm, Harold Dwight Lasswell, Claude Elwood Shannon, Gerhardt Maletzke, David K. Berlo, Richard A. Lanham, Erving Goffman, Peter Schulz, Paul Cobley, Daniel Chandler, John Fiske, William Randolph Hearst, Joseph Pulitzer, Henry Kissinger, Gene Sharp y Joseph Goebbels, formaron parte del marco teórico que le dio solidez a mis estudios.
El 7 de octubre de 2012 caí en profunda depresión. Mi primer voto fue para Capriles y le robaron el triunfo. Fue un descaro. Todo el mundo votó por él. Yo a todo el que le preguntaba me decía que votaría por Radonski. ¿No sé quién pudo haber votado por Chávez? Bueno, sí lo sé. Ramona, la señora que limpia es chavista porque una vez mi mamá cuando le revisó su cartera antes de salir de la casa encontró el Plan de la Patria con la foto del mono ese. ¡Qué asco! Mi mamá le preguntó ¿y qué haces tú con esto si tú no saber leer? – ¡Claro que sé, señora, aprendí a leer y a escribir en la Misión Róbinson! – respondió la tierrúa esa. Mi tío Alfera, aunque tiene fotos de Chávez en su casa, no es chavista (tiene que fungir como tal porque es gerente de Pdvsa y tiene negocios muy buenos). El domingo 14 de abril de 2013 volví a votar por Henrique ¡Y volvimos a perder! Otra depre y, nada, no nos la calamos, y salimos a la calle a descargar la arrechera.
En diciembre de 2014 me gradué. Conocí el Aula Magna ese día. Comencé a trabajar en Globovisión. En enero de 2016 supe que había otra Caracas que quedaba después de Plaza Venezuela ya que, a raíz de nuestro triunfo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015, fuimos invitadas (algunas colegas) por Henry Ramos Allup y su esposa Diana D´Agostino al Palacio Federal Legislativo. Nos llevaron y nos regresaron en carro. Vimos mucha gente chabacana en las calles. En una plaza que se llama Bolívar, ¡Sí, igual que la de Chacao!, pululan cual hormigas mucha gente vestida de rojo. -¡No las vean, pueden ser peligrosas! -nos recomendaban.
Desde que ganó Maduro me uní a las protestas contra su gobierno. La gente de Voluntad Popular nos daba kits de marchas que incluían máscaras antigases, t-shirts, visors, koolers y gatorade. ¡Qué fashion! Gozábamos a rabiar. Me metí en grupos de WhatsApp y en Instagram, Facebook y Twitter subíamos fotos posando en las guarimbas.
Lamentablemente en Caracas ya no se puede pasear. Con la mesada que me seguía dando mi papá más mi sueldo no podía comprar nada, todo está carísimo. ¡Por unos Nike o unos Adidas hay que dejar varios sueldos! Todo es una cola. Los profesores tenían razón cuando nos decían que en Venezuela no hay esperanza. Los jóvenes no tenemos ningún tipo de oportunidad. El futuro está preñado de infortunio. Mi tía que vive en Cumbres de Curumo está horrorizada con la chusma que vive en uno de esos edificios para marginales que construyó el gobierno allí. Una hermana de Ramona vive en uno de ellos con su marido y sus hijos. Mi tía la ha visto. Los vecinos, tú sabes gente normal, están preocupados porque esa gentuza compra en nuestros supermercados y panaderías ¡de lo más igualados!
Odio a todos los chavistas y por lo que veo nadie los va a sacar del gobierno. Por eso un buen día decidí venirme con algunos amigos para esta ciudad. Extraño mucho mi país. Allí están mis raíces. Me hacen falta mis padres y mis abuelos. Extraño aquellas reuniones familiares los días en que celebrábamos Halloween y el Thanksgiving Day. Extraño la rumba, las beers, el perreo, el trap, las parties en casa de mis friends. Nunca olvidaré a mis primas y primos alrededor del arbolito de navidad cantando Rudolph, the Red-Nosed Reindeer; Caroling, Caroling; Frosty the Snowman; Carol of the Bells; Santa Claus Is Coming to Town y Jingle Bells.
Querido diario, debo dejarte. Mi jefe me está llamando. Los clientes gritan ¡la veneca, la veneca! Ya me toca salir al ruedo. Ya debo bailar en el tubo.