“En cualquier gobierno del mundo, ya sea en China, Estados Unidos o Europa; cualquiera que atente contra la vida del presidente, que pida intervención extranjera y sanciones contra su propio país; va en contra de la ley y debe asumir su propia responsabilidad”. Héctor Rodríguez, portavoz del Gobierno Bolivariano y gobernador del estado Miranda, utiliza una lógica estricta para explicar a los periodistas el contexto y las razones que llevaron al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) a confirmar la inhabilitación de algunos líderes opositores. Entre ellos, María Corina Machado.
Esta última, elegida en las primarias de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), disputadas por su propio equipo, había incurrido en un período de inhabilitación de 15 años por actividades de conspiración y delitos conexos. Sin embargo, a ella, aunque sigue cuestionando la legitimidad de las instituciones; también le gustaría presentarse a las próximas elecciones presidenciales que se celebrarán este año. Y, por ello, apeló ante el TSJ, el cual ratificó la inhabilitación.
Luego, como de costumbre, Machado recurrió a sus padrinos norteamericanos, obteniendo los habituales pronunciamientos contra el gobierno bolivariano (desde el senador Marco Rubio, hasta la OEA de Almagro, pasando por los expresidentes conservadores latinoamericanos y por supuesto los demás, prófugos de extrema derecha). La dinámica fue activada por una rueda de prensa de Gerardo Blyde, jefe de la delegación de la PUD en las negociaciones con el gobierno de Maduro, que tuvieron lugar en Barbados.
Si bien ratificó el deseo de continuar por el camino institucional y no el del golpismo, Blyde dijo que, al ratificar las inhabilitaciones, el gobierno ha incumplido los acuerdos establecidos en Barbados.
Acompañado de otras dos componentes del equipo negociador, Génesis Garvett y Camilla Fabri, esposa del diplomático recientemente liberado, Alex Saab; Héctor Rodríguez argumentó lo siguiente: “Lo que se acordó en Barbados se refería a elementos generales, pero nunca discutimos sobre el perdón del crimen, y nunca discutimos sobre ningún candidato en particular”.
Además, añadió, “Ningún proceso de negociación puede utilizarse para justificar un golpe de Estado. Hay personas en la oposición que han estado directamente involucradas en planes para matar al presidente y convocar a un levantamiento militar. Eso es injustificable”.
Rodríguez se refirió también a los cinco planes conspirativos, frustrados por el gobierno, que se preparaban mientras se desarrollaban las conversaciones en Barbados, y que derivaron en la detención de varios militares confesos. Cada uno de estos planes tenía en la mira al presidente Maduro, quien habló de ello por primera vez durante la memoria y cuenta presentada en la AN a principios de año. Y habría sido durante las celebraciones de Año Nuevo cuando debía producirse uno de los ataques.
Planes diseñados a partir de mayo-junio del año pasado y que ─reveló el presidente─ determinaron el bloqueo de las negociaciones en los momentos en que debían tener lugar: porque este tipo de extrema derecha, este tipo de fascismo; explicó el gobernador de Miranda, tiene la costumbre de actuar siempre en múltiples mesas, pero no cumple su palabra. Por el contrario, el gobierno, ─añadió negando las acusaciones de la oposición─, “ha respetado todos los acuerdos alcanzados. Ninguno, sin embargo, se refería a la anulación de la legalidad institucional, de las leyes del Estado que, en Venezuela, regulan una democracia sólida, probada en 25 años de existencia y en otras tantas elecciones”.
Rodríguez rechazó entonces el chantaje de Estados Unidos, que amenaza con restablecer plenamente las «sanciones» a Venezuela, algunas de las cuales se han suavizado tras las negociaciones. Sin la soga de medidas coercitivas, unilaterales e ilegales; ─afirmó el gobernador─ Venezuela, que posee las primeras reservas de petróleo y gas del mundo, puede desempeñar un papel de equilibrio en la complicada situación geopolítica global: “un papel de equilibrio para la estabilidad energética del mundo”, dijo.
Desbloquear el crecimiento económico de Venezuela, y favorecer las políticas del gobierno bolivariano que apuntan a aumentar la producción y el bienestar del pueblo ─agregó Rodríguez─ también traerá equilibrio en términos de migración. Un drama provocado por las desigualdades económicas entre el norte y el sur. Venezuela siempre ha sido un país acogedor y no un país de emigrantes. Lo fue sólo después de las medidas coercitivas unilaterales, que pretendían poner de rodillas la economía de un país que proyectaba alcanzar los famosos objetivos del milenio establecidos por la FAO en la mitad del tiempo; y que tenía de los salarios más altos de toda América Latina.
Las «sanciones» son ilegales, inmorales e incluso inútiles ─añadió el gobernador─ así lo reconoce también la oposición. En este sentido, el dirigente chavista elogió la intención manifestada por Blyde en la rueda de prensa: la de querer seguir por el camino institucional. El gobierno ─afirmó─ no abandonará los pasos dados en la vía del diálogo y seguirá acercándose a cualquiera, incluso desde posiciones muy diferentes, que pretenda participar en la competición electoral, como exige la Constitución.
La próxima etapa ─explicó─ será instalar la comisión de verificación de lo acordado en la mesa de diálogo. Pero mientras tanto, ¿por qué? ─preguntó entonces─ ¿hay quienes recurren al TSJ y luego no reconocen sus decisiones? “Nuestra respuesta es el diálogo y la soberanía plena. Puede que no estemos de acuerdo con Estados Unidos, pero no pretendemos meternos en sus problemas”. ─dijo─ “Por eso, ellos tienen que dejarnos resolver nuestros problemas y respetar los resultados de la votación”. Nosotros, ─añadió─ “hemos perdido en varias ocasiones, pero siempre hemos reconocido la derrota”.
Y si quien gane hace mal; tendrá que responder a los electores. “Cuando recibí el gobierno de Miranda había una tasa de homicidios del 107% por cada habitante. Hoy es de 7,8%. Cuando la oposición obtuvo la mayoría en el parlamento, devastaron la institución, que luego volvió a la vida» ─dijo Rodríguez─.
El programa de Machado y sus amigos, como lo reiteran a cada paso, es el del «loco de la motosierra» que gobierna Argentina bajo la tutela del FMI ─dijo Rodríguez─. “En nuestro país, en cambio, el pueblo decide, y no Estados Unidos. Este es el mensaje que queremos dar.»