Atractivo y original es el formato del programa “Maduro Podcast”, ya en su cuarto episodio, el primero de 2024. La nueva modalidad de comunicación inició con un episodio de 40 minutos en el que participaron el presidente y la primera combatiente, la Diputada Cilia Flores. Hablaron de historia y política de manera anecdótica y personal, recordando su encuentro y las experiencias que vivieron en los años 90, cuando ambos luchaban en oposición a los gobiernos de la Cuarta República y enfrentaron la represión. Los años de la rebelión cívico-militar encabezada por Chávez el 4 de febrero de 1992, y las visitas de Cilia, abogada de presos políticos y soldados insurgentes, a la carcel de Yare.
El íntimo, anecdótico, y coloquial programa; es además el registro principal de una conversación a tres bandas en la que el presidente y la primera combatiente reciben a un invitado y lo agasajan, y en el que ella tiene la oportunidad de mostrar la profundidad de su historia política y la puntualidad de sus observaciones; que enriquecen el episodio. Luego del poeta Tareck William Saab, fiscal general de la República, recibieron al diplomático venezolano Alex Saab, que fue secuestrado por más de tres años en Estados Unidos, acompañado de su esposa Camilla Fabri, quien luchó por su liberación y sigue en su compromiso como defensora de los derechos humanos.
Después le tocó el turno a Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, entrevistado en la Academia Militar, donde conoció al comandante Chávez: un hombre de principios firmes, recordó Diosdado que «Chávez fue como un vaso comunicante«, capaz de conectar muchos mundos y redimir a las figuras fundadoras de la historia de Venezuela en el presente, desenmascarando el cuento antes impuesto por los vencedores.
“Cuando por primera vez le escuché hablar en la Academia sobre Zamora, a quien nos habían presentado como un bandolero; cuando escuché el tono de sus discursos, reconocí ese lenguaje como el mío, el lenguaje del pueblo”, dijo Cabello. El pueblo que el comandante conducirá a la revolución, dedicándole hasta su último aliento.
A los veinte años, Diosdado había sido trasladado de liceo, porque simpatizaba con la guerrilla Bandera Roja, donde combatían muchos de sus compañeros, algunos de los cuales terminaron en prisión o murieron combatiendo. Y, como muchos jóvenes de la época, al no tener ya recursos para pagar las tasas universitarias, se matriculó en la academia militar: un lugar que, desde entonces, «permanece en tu corazón para siempre, como si fuera tu familia, y donde se quiere volver, como lo hizo el comandante al llegar a la presidencia».
El Capitán Cabello ha invitado frecuentemente a su programa Con el Mazo Dando a sus compañeros de academia, 216 en total, que se graduaron con él en 1987, «la promoción que más elementos dio a la rebelión cívico-militar del 4 de febrero y 27 de noviembre«. No un golpe militar, como algunos afirman, sino una rebelión popular, que comenzó con el Caracazo del 27 de febrero de 1989, cuando el mundo estaba a punto de cambiar y el pueblo de Venezuela decidió salir a las calles contra el neoliberalismo y el imperialismo y, «a partir de entonces nunca regresó a su casa.»
Chávez abrazó al pueblo hasta el final, recordaron con emoción los tres líderes, explicando porqué ese amor, ese sentido de la historia, ese espíritu de sacrificio y de unidad forjaron el compromiso de quienes debían continuar, incluso sin él; y porqué esto ha constituido «un muro infranqueable» para los ataques y trampas del imperialismo y los golpistas locales.
Un episodio enriquecido por recuerdos inéditos o poco conocidos sobre la inconsistencia de la oposición «colonizada» por el imperialismo, como la definió el presidente. Diosdado contó cómo el gobierno bolivariano salvó la vida del golpista Leopoldo López, a quien Julio Borges quería matar para acusar al chavismo, reactivar la violencia y así pedir la intervención armada de Estados Unidos. La familia de López también había recibido la información y le convenció de entregarse, «aunque luego montaron su propio espectáculo y no cumplieron ninguna de sus palabras«.
Una característica específica de esta “pandilla de odiadores, que sólo piensan en repartirse la torta, que crecen con la idea de estar destinados al poder, pero que no tienen ningún plan de gobierno, ya que estaban acostumbrados a mandar a quienes ponían como ministros”. Así fue durante la reunión con Guaidó a la que Diosdado fue enviado a un hotel de Chacao, donde las cámaras filmaron al oscuro diputado «encapuchado como un 007 y acompañado de dos borrachos«. El Capitán dijo, irónicamente, que Guaidó quiso involucrarlo en su lenguaje, de moda en Miami, llamándolo «líder», y le había asegurado que nunca, jamás, cedería a las presiones de quienes querían que se autoproclamara…
“Es un coco seco ─dijo Diosdado─, este fue el primer comentario que le hice al presidente apenas salí de allí. El show de la oposición es siempre el mismo: se muestran como mansos corderos para engañar al pueblo en cada elección, especialmente si se trata de una elección presidencial».
También por eso, para mostrar el verdadero rostro de quienes quieren engañar al país, Diosdado ridiculiza a figuras de la oposición en su programa de televisión. Una fórmula eficaz, que renueva el proyecto de Chávez: un gran comunicador, que siempre animó a los camaradas a llenar los vacíos en la comunicación.
Y, por ello, Maduro reiteró la necesidad de utilizar todas las plataformas de comunicación. “Necesitamos estar presentes en todas partes” ─recomendó─. “Debemos estar activos, Diosdado; en las redes, en las calles, en los medios y en las paredes, en todos los espacios. Para traer al mundo la verdad de un país, la verdad de una revolución, nuestra verdad.».