Pese a que había no pocas guerrillas famosas en la historia de guerra del mundo sería difícil encontrar tales guerrillas como la de Corea, que había aniquilado enemigo más poderoso en las condiciones tan difíciles y durante tan largo tiempo.
En la primera mitad del siglo pasado la situación de Corea era muy miserable bajo la ocupación militar de Japón. Era una colonia donde la soberanía nacional, el territorio, los recursos y hasta el derecho a la existencia como una nación fueron violados por el imperio japonés, y la posibilidad de independencia era tan sombría bajo la opresión del imperio se jactaba de ser uno de las cinco potencias militares en el mundo.
Fue un hombre de la nación llamado Kim Il Sung (1912-1994) quien con la fe de que los agresores japoneses podrían ser derrotados, fundó en 1932, a la edad de veinte años, la Guerrilla Popular Antijaponesa y declaró la guerra contra el Japón.
Desde entonces los guerrilleros coreanos liderados por el General Kim Il Sung escribieron una epopeya heroica en la historia de la lucha por la liberación del país, superando todas las dificultades y duras pruebas inimaginables.
En cuanto a la guerrilla coreana, lo que se resalta ante todo es el hecho de que los guerrilleros coreanos combatieron en las condiciones más rigurosas. No se podía imaginar del apoyo de la retaguardia estatal o de un ejército regular;
Tenía que obtener alimentos, armas, municiones, vestidos atacando a las tropas enemigas. La fabricación de granadas artesanales y hasta cañones de madera fueron máxima demostración del original espíritu de apoyo de las propias fuerzas.
La temperatura del invierno en la región septentrional de Corea y Manchuria de China, las escenas principales de lucha de las guerrillas, marcaba 400C bajo cero y las nieves acumuladas eran más altas que la estatua de un hombre. En tal situación climática los guerrilleros tuvieron que combatir diariamente y hasta decenas de veces contra gran contingente de tropas enemigas, a veces consolando el estomago con nieves en invierno y cascaras o raices de hieras en otras estaciones por falta de comidas.
El General Kim Il Sung, comandante de la guerrilla estuvo siempre en la vanguardia de combates ensangrentados, compartiendo la pena y alegría con sus soldados y animándolos con la noble misión por la liberación de la patria y la convicción de la segura victoria.
Bajo tales condiciones más difíciles los guerrilleros coreanos lucharon con la fe en la victoria y el optimismo por el futuro, y lograron al fin la sagrada misión de la liberación del país bajo el yugo colonial japonés.
Hemos podido superar las pruebas y vicisitudes tan inimaginables porque teníamos la absoluta confianza en el Comandante, General Kim Il Sung, y la indoblegable fe en la victoria: Recordaron los mártires de la guerrilla antijaponesa.